Había valido la pena. Después de caminar durante tantas horas, poder sumergir en las aguas del lago mis cansados pies, era todo un regalo. El día estaba tranquilo, soleado. Así que con mis piernas en remojo, me acurruqué entre las hierbas del verde césped que le daban a aquel lugar un toque mágico. Cerré los ojos. Tras un período corto de letargo, noté una caricia embelesadora en mi pierna derecha. Buster, solía tumbarse a mi lado y acariciarme las piernas con su peludo rabo. Con los ojos aun cerrados, le propuse dejar de hacerlo o acabaría durmiéndome. Fue entonces cuando escuché los ladridos intermitentes de Buster correteando tras una mariposa. Perpleja, abrí los ojos. Si Buster correteaba, no podía estar acariciándome la pierna. Bajé la vista hasta las aguas del lago y tras lanzar un grito ahogado, alcancé a ver que había sido embelesada por el cabello de una cabeza humana que se balanceaba entre las aguas de la marisma.
El último de mis microrelatos, Reposando en la Marisma inscrito en el II Certamen de Microrrelato de Terror ArtGerust. Homenaje a Poe promovido por la Editorial ArtGerust. Iré informando sobre su evolución.
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